martes, 1 de diciembre de 2009

Editorial

Casi sin darnos cuenta ya estamos en el último mes del año.
Comenzamos con los preparativos para los festejos, o planificamos las vacaciones, estas cosas podrán realizarlas los que hayan terminado sus tratamientos y se encuentran realizando controles y con buena salud.

Otros, aquellos que se encuentran con un nuevo diagnóstico o subieron sus marcadores y tienen que iniciar un tratamiento, deberán postergar por un tiempo los festejos y las vacaciones, pero es un hecho positivo que puedan ser tratados pues esto abre una esperanza de recuperación futura, a todos ellos los aliento desde este humilde lugar y tengan seguridad que siempre están presentes en mis plegarias.

La mayoría asocia a diciembre con la navidad, con encuentro de amigos, de familiares o de compañeros de trabajo.
También con arbolitos, regalos, sidra, pan dulce y vestimenta.

En realidad el hecho más trascendente en la historia de la humanidad es el nacimiento de Jesús, el Dios hecho hombre.

Aunque no hay certeza de que haya sido en diciembre, lo que sí sabemos es que ayer como hoy, fue y es ignorado, nació en un lugar humilde, los que estuvieron presentes para rendirle pleitesía fueron unos humildes cuidadores de ovejas
y unos extranjeros, creció para servir a los que sufren, sanar a los enfermos, perdonar pecados, en solo tres años enseñó su doctrina, los religiosos lo trataron como delincuente, no tuvo un lugar donde recostar su cabeza y después de la muerte en la cruz lo pusieron en una tumba prestada.

Él es el hombre más grande de todos los tiempos, Jesús quien está en nuestros corazones por los siglos de los siglos.

Luis Rafart

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