domingo, 11 de abril de 2010

El corazón pasa factura a las mujeres

Los médicos aseguran que el factor clave de este nuevo escenario es el gran número de actividades que realizan por día: profesión, casa e hijos. Los hábitos nocivos y la competencia laboral feroz incrementan casos de enfermedades que eran propias de los varones.

domingo, 11 de abril de 2010

Ellas dan batalla de la mañana a la noche y el descanso se ha transformado en un perfecto desconocido (aunque hay excepciones). El reloj las despierta antes del amanecer y desde ese momento no cesan de pasar de una actividad a otra.

El desayuno para todos, dejar a los chicos en la escuela, ir al trabajo, volver rápido a casa para cocinar algo (en el caso de que la actividad laboral no se desarrolle en horario corrido), limpiar, lavar, planchar, el jardín, la cena y, finalmente, el sol se ocultó y comienza el momento de repasar los cuadernos de la escuela y responder llamados y correos electrónicos del trabajo. Uf, es mucho, ¿no?

Sí, es demasiado. La respuesta es contundente desde los ámbitos femenino y médico. Esta suma infinita de tareas está dando sus resultados: cae la expectativa de vida en la mujer por presentar patología cardíaca, como factor clave.

Si bien la mujer sigue viviendo más que los hombres (el último censo indicó que ellas llegan en promedio a los 77 y ellos a los 70), los análisis cualitativos muestran que las señoras están teniendo afecciones que hasta hace tres décadas no padecían.

La entrada de las chicas al mundo laboral es abrumadora; se desempeñan -y con éxito- en casi todas las áreas, están muy capacitadas, pero perciben remuneraciones mucho menores que los hombres a igual nivel de exigencia. Este último aspecto ha hecho que las mujeres compitan ferozmente en el mundo laboral y, como los varones, desarrollen patologías que antes no sufrían: problemas cardíacos y cáncer de pulmón.

"Treinta por ciento de las mujeres fuma, 23 por ciento es hipertensa y 7 por ciento sufre diabetes; estos datos pertenecen a la Encuesta Permanente de Hogares. Todas estas afecciones no eran comunes en la mujer. Es más, hasta en la actualidad los médicos desestiman estas afecciones en ellas porque son características de los hombres", explicó Jorge Tartaglione, cardiólogo y exvicepresidente de la Fundación Cardiológica Argentina.

Con estos índices, el corazón de la mujer está en problemas. "Si bien no lo tenemos medido todavía, ya estamos viendo más patología cardíaca en la mujer y esto está haciendo que disminuya su expectativa de vida, aunque sigue siendo superior que la del hombre", recalcó el médico del hospital Churruca de Buenos Aires.

El ingreso al mercado laboral de las féminas, sin descuidar todas las actividades "propias de las mujeres", ha colaborado significativamente para que aumenten las cifras de cáncer de pulmón y enfermedad cardiovascular. "Lo que vemos es que las mujeres más jóvenes, hasta los 40 años, se mueren de cánceres de mama y útero; y las más grandes, de patología cardíaca, aunque se están viendo casos de esta última afección en las más jóvenes", detalló Tartaglione.

Los síntomas "se sienten"

Este nuevo escenario femenino tiene que luchar contra una cultura que está instalada en la población y que afirma que la mujer no tiene padecimientos cardíacos.

"Aquí los médicos tenemos que hacer autocrítica, porque muchas veces se subestiman los síntomas que presenta la paciente. Cuando hay dolor en el pecho, falta de aire, desasosiego y un malestar general, hay que hacer los estudios al corazón", detalló Carlos Farinelli, cardiólogo local y expresidente de la Asociación Argentina de Cardiología.

Estos síntomas -completó Farinelli- en muchos casos se desencadenan por el hábito de fumar, el estrés psicosocial generado por la exigencia laboral, la familia y el éxito que hoy demanda la comunidad.

También hay que saber -manifestó el cardiólogo Orlando Caruso, jefe de Unidad Coronaria del Hospital Central- que la enfermedad coronaria en la mujer es microvascular, es decir, las lesiones en las arterias son pequeñas pero revisten más gravedad que en el hombre.

"Hay que recordar que la mujer está protegida por la actividad ovárica pero después de la menopausia esta seguridad desaparece", aclaró Caruso.

El cardiólogo dijo que hay factores de riesgo que no se pueden cambiar, como el sexo, la edad y la raza. "Pero sí hay que modificar la alimentación rica en grasas por una que tenga abundantes frutas y verduras; el sedentarismo por la actividad física, que es trascendental para el corazón, y dejar de fumar", enumeró.

Horario corrido, mala comida

Si bien la alimentación de la mujer que trabaja está regida por influencias personales, culturales, sociales y económicas, hay un factor que marca los modernos hábitos de alimentación: la prisa. Así lo define la licenciada en Nutrición Ana Yannelli de Araniti, ex decana de la Facultad de Ciencias de la Nutrición de la Universidad Maza.

"El horario de trabajo, que generalmente era discontinuo, pasó a ser en numerosas ocasiones corrido y ese 'ir a casa a comer' se está perdiendo con consecuencias malas para la salud. En el plato casero está involucrada la seguridad de lo que se come", argumentó Yannelli de Araniti.

La nutricionista sugirió, para el mediodía en el trabajo, una alimentación más frugal para poder seguir trabajando sin sueño (ver aparte). Descartó la tan elegida comida rápida o "fast food". Las principales vedettes de las comidas rápidas son: las hamburguesas, salchichas, mayonesa, papas fritas, aros de cebolla y papas saladas; este tipo de alimentos lleva al cuerpo exceso de grasas saturadas que tapan las arterias.

Mientras, las frutas y verduras son protectoras de las arterias y aportan múltiples beneficios al organismo.

Según detalló Yannelli de Araniti, las frutas le suman al cuerpo: agua para hidratar las células; pocas calorías, pero con gran rendimiento, ya que sus azúcares son rápidamente utilizados por el cuerpo como fuente de energía; muy bajo índice de grasas; fibra en importantes cantidades; vitaminas y minerales de un óptimo rendimiento corporal; fitonutrientes de destacada acción antioxidante y antitumoral; bajo contenido en sodio; alto contenido en potasio y, también, proporcionan variedad y color a la alimentación, mejorando la presentación de las comidas.

Paola Bruno - pbruno@losandes.com.ar

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