lunes, 2 de agosto de 2010

El que piensa en el pobre

Por Jorge Galli
“Dichoso el que piensa en el débil, el Señor lo librará en el día de la desgracia”
Salmo 41:1

La lectura de los salmos nos descubre el corazón de Dios en relación al dolor de los más afligidos de la tierra. Los salmos ponen en sintonía lo divino con lo humano. Los salmos nos revelan que el hombre no puede vivir sin el Dios rico en misericordia, pero también nos invitan a mirar al afligido con misericordia.

Alguien dijo que si sólo sabemos usar los salmos para dar gracias, alabar y bendecir cuando a nosotros las cosas nos van bien, es como ganar al póquer en el Titanic.

No se puede orar ni leer los salmos e ignorar que la tercera parte de la humanidad vive en la pobreza. Sólo se logra orar en clave bíblica cuando se identificaron los rostros, los problemas, los nombres de los que sufren. Orar y leer los salmos sin dejarnos con-mover por la cara desnuda del prójimo sufriente es alimentar una espiritualidad vegetativa que poco tiene que ver la verdadera piedad.

Parece que la intrusión del pobre a nuestra vida devocional nos hace bienaventurados,
porque nos descubre que el corazón de Dios está ocupado por menesteres más sagrados como es la dignidad de los pobres, que por nuestras niñerías.

Orar los salmos y pensar en el pobre nos hace verdaderamente dichosos acá en la tierra, porque nos abre la puerta a la esperanza de que el dolor, la enfermedad y la muerte no tendrán la última palabra.

Hay un claro matiz de dicha y felicidad cuando iniciamos el camino de la devoción solidaria, aquella que deja el lugar de la cómoda beatitud para libremente invitar a que el débil se instale en nosotros.

Caminemos este día con la dicha del corazón abierto al que necesita un lugar entre nosotros.
Fuente: Eirene arg

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión nos interesa, dejá tel y mail

Archivo del blog