domingo, 23 de mayo de 2010

¡Ay, Patria mía!


Sirvo a la patria sin otro objeto que verla constituida, ése es el premio al que aspiro.
No busco glorías si no la unión de los americanos y la prosperidad de la Patria.
Me hierve la sangre al observar tantos obstáculo, tantas dificultades que se vencerían rápidamente si hubiera un poco de interés por la Patria.
El modo de contener los delitos y fomentar las virtudes es castigar al delincuente y proteger al inocente.
Sin educación en balde es cansarse, nunca seremos más de lo que somos.
A quien procede con honradez, nada debe alteradle.
He hecho cuanto he podido y jamás he faltado a mi palabra.
La vida es nada si la libertad se pierde
Este país, que al parecer no reflexiona ni tiene conocimiento económico, sera sin comercio un país desgraciado, esterilizada su feracidad y holgando su industria.
La agricultura es la madre fecunda que proporciona todas las materias primeras que dan movimiento a las artes y al comercio.
En vano se empeñan los hombres en arrastrar su opinión a los demás, cuando ella no está cimentada en la razón.
Me glorío en no haber engañado jamás a ningún hombre y de haber procedido constantemente por el sendero de la razón y de la justicia.
Mucho me falta para ser un verdadero padre de la Patria, me contentaría con ser un buen hijo de ella.
Trabajé siempre para mi Patria poniendo voluntad, no incertidumbre; método no desorden, disciplina, no caos, constancia no improvisación; firmeza no blandura; magnanimidad, no condescendencia.
Manuel Belgrano.
(Homenaje de Renacer a la Patria en el bicentenario)

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