martes, 20 de octubre de 2009

Responsabilidad

Responsabilidad

Es una palabra compuesta, de origen inglés (response + ability), cuyo significado es la “habilidad de responder”.

Responsabilidad, es entonces, la habilidad o virtud de responder ante una ley, ante una persona con cierta autoridad, ante el Creador y/o ante nuestras propias conciencias. Es también la cualidad o disposición habitual de asumir las consecuencias de las propias decisiones.

Una persona responsable toma decisiones conscientemente y acepta las consecuencias de sus acciones, dispuesto a rendir cuenta de ellas.

Los seres humanos, a diferencia de los reinos vegetal y animal, poseemos una parte de responsabilidad ante nuestro Creador, ante nuestros semejantes y ante todas las cosas de la creación. Esta parte que se nos fue dada, es única, exclusivamente personal e intransferible.

Por ejemplo, nadie puede hacerse responsable por el crecimiento espiritual de otra persona. Cada uno es responsable por su propio desarrollo espiritual, hasta convertirse en una persona virtuosa.

Podemos ayudar, como un padre ayuda a sus hijos a hacer las tareas de la escuela, pero le corresponde al hijo pasar las eventuales evaluaciones.

Para que exista este valor, las acciones han de ser realizadas libremente. En este sentido, ni los animales, ni los enfermos mentales, ni los niños pequeños son responsables de sus actos, pues carecen de uso de razón (y el uso de la razón es imprescindible para la libertad).

También debe existir una norma desde la cual se puedan juzgar los hechos realizados. La responsabilidad implica rendir cuentas de los propios actos ante alguien que ha regulado un comportamiento.

El hombre responde de sus actos ante quien es capaz de dictarle leyes o normas, y esto sólo pueden hacerlo Dios (responsabilidad moral), uno mismo (juicio de conciencia) y otros hombres. A su vez, la responsabilidad ante los demás puede ser de varios tipos: jurídica (ante las leyes civiles), familiar, laboral, etc.

Algunos antivalores que entorpecen la voluntad y el entendimiento para el libre ejercicio de la acción responsable, son la violencia, la ignorancia y el miedo.

La palabra responsabilidad puede producir rechazo o traer malos recuerdos a la mente por varios motivos:

Normalmente sólo se relaciona con “errores o castigos”, pues cuando la consecuencia de una acción es un premio no suele hablarse de responsabilidad sino de mérito. En realidad el mérito exige una responsabilidad previa.

Al asociarlo negativamente con una carga o peso sobre los hombros, sin considerar a esta virtud como un factor que nos hace seres sumamente valiosos y que su ejercicio aumenta nuestra autoestima.

Responder ante otros parece ir contra la propia libertad; sin embargo, ambas cosas van unidas: sin libertad no hay responsabilidad y viceversa. Sólo quien es dueño de sus actos puede responder de ellos.

Muchas veces, hasta incluso responder ante uno mismo va en contra de los propios gustos o comodidades. Pero ser esclavo de los gustos conduce al egoísmo y más tarde al aislamiento y/o las adicciones.

La responsabilidad, a veces se ve como opuesta a la diversión. En realidad sólo se opone al tipo de “diversión desenfrenada” o “sin medida”; pues una persona responsable sabe divertirse en los momentos y modos razonables.

A modo de excusa y para evitar deberes ante los demás, es frecuente “echar la culpa a otros”, o bien decir "soy libre y hago lo que se me da la gana"; queriendo expresar que no rindo cuentas de mi comportamiento ante nadie.

Para quitarse responsabilidad ante la propia conciencia, un recurso habitual es evitar reflexionar o aturdir la cabeza hasta que no pueda pensar. Otro sistema es decir "yo paso de todo", o "ningún asunto me importa". Pero la conciencia intenta protestar ante esta dejadez.

Y las excusas para evitar responsabilidades ante Dios son abundantes. Desde decir que no existe, hasta afirmar que “Dios es tan bueno que todo le parecerá bien”. Pero la verdadera bondad desea el bien verdadero e inevitablemente va acompañada de acciones responsables.

El camino más rápido para desarrollar esta virtud es apreciar claramente que de nuestro comportamiento dependen cosas grandes. Los hombres con ideales y metas elevadas se responsabilizan enseguida de sus decisiones.

Hoy en día se habla mucho de los derechos humanos y se apela a la declaración universal de los mismos, sin embargo debería hacerse una declaración universal de las responsabilidades humanas, para que la humanidad viva sin guerras y como una gran familia mundial.

Existen varias virtudes que se relacionan mutuamente con la responsabilidad. Por ejemplo, la valentía, en relación con los demás, pues para dar cuenta de los propios actos hace falta un valor capaz de superar el temor al castigo. La humildad, en relación con uno mismo, ya que el orgullo impide reconocer sus propios errores o pedir perdón. Y en relación con el Creador, la piedad filial, pues quien aprecia el gran don de ser hijo de Dios procura que su comportamiento agrade a su Padre.

Con la edad suelen tomarse decisiones más importantes, y normalmente la responsabilidad aumenta. Pero no mejora por el simple paso de los años, sino por los buenos hábitos que se adquieren y las virtudes que se incorporan en la persona.

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