domingo, 23 de agosto de 2009

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¿Dónde me refugio en estos tiempos difíciles?

Por: Lic. Amelia Telechea

Gripe A; desocupación; inseguridad; aumento de precios. Maltratos. Maltratos a los que nos vemos sometidos cotidianamente. Si a esto le sumamos nuestros conflictos personales y familiares y nuestros problemas de salud la lista de malestares se hace cada vez más larga y la carga de padecimientos se hace cada vez más pesada.

Qué debemos hacer en tiempos difíciles para protegernos y no caer vencidos ante los múltiples problemas cotidianos?

Cuál es nuestro refugio ante esta realidad agobiante que nos toca vivir?

Desde ya que no existe una única respuesta e estas preguntas. Las respuestas las irá encontrando cada persona. Y mientras algunos encontrarán en la fe un refugio protector, otros quizás encontrarán en los amigos y la familia un apoyo incondicional y amoroso que los sostenga y les dé fuerza para seguir adelante a pesar de todo.

Y si la lista de malestares a veces se hace larga, también la lista de cosas que nos hacen bien también puede hacerse larga. A modo de ejemplo, enumeramos algunas:

. Rodearnos de personas y objetos que nos hagan bien: familia, amigos, animales, plantas, libros, discos, etc.

. Aprender cosas nuevas. Puede ser pintura, jardinería, cocina, literatura, un idioma, un instrumento musical, etc.

. Hacer alguna actividad física: yoga, tai chi o una caminata al aire libre.

. Cantar y reír más a menudo. Pero no debe ser una risa negadora de la realidad sino una risa espontánea que puede surgir viendo alguna película divertida o simplemente compartiendo anécdotas, cuentos o chistes con amigos.

. Tomar contacto con la Naturaleza: mirar el cielo, disfrutar del sol, del aire libre y hasta de la lluvia que nos confirma que estamos vivos.

. Vivir cada día como un desafío, como una oportunidad. Vivir cada día como dice este sencillo pero muy cierto poema:

La vida

La vida tiene días radiantes,

días felices y días tristes.

Días de soledad

y días de compañía.

Si tienes estos días.

Agradécelo.

Si tienes en tu vida

ojos para ver,

oídos para escuchar,

un cerebro que funciona,

y un corazón que ama y es amado.

Valóralo.

Los griegos decían

que cada día

es una pequeña vida.

Y tenían razón.

A tu día cotidiano.

Vívelo.

Y estar vivos exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar. Estar vivos tiene un costo (problemas, padecimientos, malestares) y es en estos tiempos difíciles cuando ese costo se hace notar más aún. Pero quizás el desafío cotidiano consistirá en “seguir contra viento y marea siendo yo” (como dice Joaquín Sabina) y celebrar la vida a pesar de la realidad que nos golpea.

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