miércoles, 19 de enero de 2011

Cómo disfrutar del sol y prevenir riesgos de cáncer de piel

Evitar el sol entre las 10 y las 16, llevar sombrero y anteojos y utilizar cremas protectoras son algunas precauciones que ayudan a prevenir el cáncer de piel, un riesgo que crece durante el verano. Especialistas insisten en la importancia de adoptar conductas saludables El mayor factor de riesgo es la exposición a la radiación ultravioleta (UV) de la luz del sol, su principal fuente, y de las camas solares, cuyo uso es desaconsejado en general y en particular para las personas menores de 35 años


El aumento de la incidencia de esta patología en los últimos cincuenta años “hace de la prevención de la exposición a los rayos UV un problema de salud pública“, sobre todo porque también han aumentado “los comportamientos de riesgo frente a la exposición solar debido a que estar bronceado se ha convertido erróneamente en sinónimo de aspecto saludable”, advirtió el Instituto Nacional del Cáncer (INC).

Hace ya tiempo se sabe que, además de varios tipos de cáncer cutáneo, “las radiaciones luminosas de origen solar o que provienen de fuentes artificiales pueden provocar daños graves en los ojos”, como cataratas y lesiones en la retina, y también arrugas, manchas y otras señales de envejecimiento prematuro.

La estrategia preventiva de las autoridades sanitarias nacionales para que estar al sol no se convierta en un riesgo incluye recomendaciones simples como evitar la exposición directa en el horario de mayor radiación UV -10 a 16-, buscar lugares a la sombra para gozar del aire libre, cubrir la piel con ropas livianas y claras y usar anteojos oscuros y sombrero.

Es importante aplicarse productos de al menos 20 FPS (factor de protección solar) y no permitir nunca que los bebés menores de un año estén expuestos directamente al sol.

Hace casi dos décadas, cuando se conoció el deterioro de la capa de ozono, en muchos países comenzaron el nivel de radiación ultravioleta y medidas de precaución, entre ellas proteger la parte posterior del cuello -área que muchas veces no es tenida en cuenta pese a que en ella los rayos impactan con fuerza- para prevenir los cánceres cutáneos.

Estos son los que se forman en los tejidos de la piel y pueden obedecer a diversos factores, como las quemaduras solares reiteradas o la exposición a radiación UV a largo plazo.

Los principales tumores de piel son los carcinomas (basocelulares y espinocelulares) y los melanomas, que aunque son mucho menos frecuentes su evolución puede ser de peor pronóstico, detalló el INC.

El melanoma, el más grave de los cánceres de la piel, es “curable, siempre y cuando sea diagnosticado tempranamente. Se manifiesta esencialmente por la aparición de una pequeña área pigmentada sobre la piel sana, o por la modificación del tamaño o del color de un lunar”, indicó el INC.

En estos casos el tumor se desarrolla cuando se tornan malignos los “melanocitos”, las células que elaboran la melanina, pigmento que da color a la piel, el pelo y los ojos y actúa como protector natural de la radiación solar.

Los expertos señalan que deben tener mayor cuidado del melanoma las personas de piel y cabellos claros. Entre los grupos de riesgo incluyen a las de piel sensible, que no se broncean fácilmente, las que han sufrido lesiones solares y las que estuvieron muy expuestas al sol durante la infancia, porque el efecto de los rayos UV es acumulativo.

El grado de impacto de la radiación UV, cuya principal fuente es el sol, depende de la intensidad de la luz, del tiempo de exposición y de la protección que se utilice, apuntó el INC.

Las personas que viven en áreas donde están expuestas todo el año a una luz solar intensa tienen mayor riesgo, como también para quienes permanecen largo tiempo a la intemperie por motivos de trabajo o diversión sin llevar ropas adecuadas y protector solar.

El uso de camas solares, otra fuente de radiación ultravioleta que puede causar un mayor riesgo de desarrollar un cáncer de piel, fue desalentado en noviembre pasado –especialmente para los menores de 35 años- por el Ministerio de Salud a través del Instituto del Cáncer, junto a la Sociedad Argentina de Dermatología y la Asociación Argentina de Dermatología.

Fuente: Télam

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