lunes, 26 de noviembre de 2012

Nuevos tratamientos en Oncología


Terapias Dirigidas

Nuevos tratamientos en Oncología

Dra. Estefania Errico Kaminski*

Dr. Mariano Gabriel Fernández*

Según el Instituto Nacional del Cáncer de E.E.U.U.: “Las terapias dirigidas contra el cáncer son fármacos u otras sustancias que bloquean el crecimiento y la diseminación del cáncer al interferir con moléculas específicas implicadas en el crecimiento y el avance de tumores.”1 Éstas moléculas específicas a las cuales van dirigidas los fármacos también son llamadas “blancos moleculares” y muchas veces es investigada la presencia de las mismas en la enfermedad de los pacientes, por eso éstas terapias suelen llamarse “tratamientos personalizados”. Las terapias dirigidas provienen básicamente de dos clases de principios activos: los Anticuerpos Monoclonales y los fármacos de Pequeña Molécula.

Los anticuerpos son proteínas producidas en forma natural por células del sistema inmune que intervienen en las barreras de defensa. Lo hacen porque tienen la capacidad de adherirse a los agentes dañinos, permitiendo así iniciar, aumentar y controlar el grado de actividad de la respuesta inmunológica.  Jerne, Kölher y nuestro compatriota el Dr. César Milstein recibieron el premio Nobel de Medicina en 1984 por haber desarrollado una técnica para producir en grandes cantidades anticuerpos con capacidad de dirigirse a un blanco molecular específico que fueron llamados Anticuerpos Monoclonales.

La utilización de los mismos hace más de 30 años en las ciencias de la salud ha permitido que dejen de ser una simple curiosidad biológica, para ser utilizados en el diagnóstico y tratamiento de múltiples enfermedades. Actualmente existen más de 17 clases de anticuerpos monoclonales que han sido autorizados para el tratamiento de diversas enfermedades tales como artritis reumatoidea, Psoriasis, Enfermedad de Crohn y distintas variantes de Cáncer; estando en fase de estudio una gran cantidad de ellos dado que representan aproximadamente el 30% de los compuestos bajo investigación farmacológica básica y clínica.

Las Moléculas Pequeñas pueden difundirse, es decir traspasar la membrana celular y pueden actuar sobre los blancos que se encuentran dentro de las células. La mayoría de los Anticuerpos Monoclonales no pueden penetrar la membrana plasmática (la cubierta exterior) de la célula por lo que se dirigen a blancos que están en el exterior o en la superficie de las células.

El primer ejemplo de Terapia Dirigida utilizado en el tratamiento del Cáncer fue el dirigido al receptor celular del estrógeno, la hormona sexual femenina, que muchos cánceres de mama necesitan para crecer. Éste receptor puede ser bloqueado por diferentes medicamentos tales como el tamoxifeno y el fulvestrant que actualmente son de uso habitual en el tratamiento del Cáncer de mama con una efectividad nada despreciable y con un perfil de efectos adversos/tolerancia más que aceptable. Asimismo las terapias dirigidas pueden ser utilizadas solas o en combinación con otros tipos de tratamientos onco-específicos tales como cirugía, radioterapia y/o quimioterapia “clásica”.

La Industria farmacológica propende actualmente la utilización y desarrollo de éste tipo de tratamientos que han presentado toda una nueva línea de oportunidades para el tratamiento de los pacientes afectos de diversas patologías oncológicas, pero que también nos están enseñando sobre nuevos problemas que implica la utilización de los mismos ya que tienen sus propios efectos adversos, algunos de severidad considerable, que incluso han obligado a retirar del mercado algunos de éstos fármacos o desaconsejarlos para distintas patologías en las que inicialmente se consideraban apropiados.

Muchas veces éstos “nuevos” efectos adversos se suman a los ya conocidos de los tratamientos “clásicos” y por lo tanto requieren control y manejo por parte de los especialistas en Oncología Clínica que adquirieron conocimientos específicos en éste nuevo recurso terapéutico. Es importante recordar que si bien es un campo promisorio y la mayoría de los nuevos tratamientos presentan algunos logros terapéuticos prometedores; sin embargo aún no se cuenta con grados de evidencia científica acerca de experiencia en el uso a largo plazo, que siempre suelen ser los mejores datos/indicadores de índole científica a fin de proceder a la toma de decisión terapéutica por parte del Oncólogo Clínico. 

Asimismo, la instauración de éstos tratamientos requiere de una atenta relación médico-paciente basada en un diálogo de confianza, que permita al paciente aclarar todas sus dudas y preocupaciones; y al profesional ofrecer toda la información necesaria acerca de las indicaciones y los cuidados pertinentes a la detección precoz de los efectos adversos que requieran manejo en el curso de la enfermedad.

En definitiva, si bien disponemos de nuevas armas en la lucha contra el cáncer, debemos todavía aprender sobre todo lo que pueden hacer tanto a nivel positivo es decir su efectividad; como a nivel de los efectos adversos, para conocer mejor sobre su prevención, diagnóstico y tratamiento oportuno. Todo esto exige que la relación del paciente con el profesional genere un adecuado nivel de confianza, que es la condición que siempre caracterizó a toda asistencia sanitaria eficaz y humana.

1 Página Web Instituto Nacional del Cáncer E.E.U.U.: http://www.cancer.gov/espanol

* Médicos Especialistas en Oncología Clínica, Cuidados Paliativos y Psiconcología.

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