miércoles, 10 de agosto de 2011

“¿cuán cerca del peligro podrías manejar?”

(¿Sabes donde está el peligro?)
No es bueno que te vean parado, mucho menos sentado con personas de dudosa reputación, que tienen actitudes perversas y conversaciones corruptas. Puede que hayas escuchado la historia, aunque es tan buena que vale la pena repetirla, de la señora que puso un anuncio en busca de un cochero y espero hasta tener tres candidatos. Al primero le dijo lo siguiente: “Quiero un buen cochero que sea capaz de subir a mi potente coche y, por lo tanto, te pregunto: ¿cuán cerca del peligro puedes guiar el coche y sentirte seguro?” Él contestó: “Bueno, yo podría guiarlo hasta muy cerca; pudiera llegar hasta un paso del precipicio sin temor de sufrir un accidente siempre y cuando sostenga el volante y el freno”. La señora lo despidió con la seguridad de que no serviría. Al segundo que vino le hizo la misma pregunta: “¿Cuán cerca del peligro podrías guiar el coche?” Con la determinación de obtener el puesto dijo: “Pudiera manejar a la distancia del grosor de un cabello y no sufrir ningún percance”. “”Usted no llena los requisitos”, dijo ella. Vino el tercero, pero su manera de pensar era diferente, así que cuando le hicieron la pregunta: “¿cuán cerca del peligro podrías manejar?”, este contestó: “Señora, nunca lo he intentado. Siempre he tenido como regla manejar lejos del peligro como me sea posible”. La señora lo contrató al instante. De la misma manera, creo que el hombre más confiable de todos es el que tiene cuidado de no correr riesgos, al tener el temor de Dios en su corazón y de limitarse a cualquier conducta equivocada.

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos. Sal 1:1
Sobre textos de Charles Spurgeon

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