viernes, 31 de agosto de 2012

¡Victoria segura!


 

“No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” 
 Zacarías 4:6

A pesar de  que el libro de Zacarías consta de catorce capítulos es considerado un profeta menor. Es el undécimo mencionado en la Biblia. Dentro de las primeras partes del libro, que se divide en dos, (cap. 1-8 y 9-14) encontramos ocho visiones; en la quinta está el texto elegido para hoy.

Si bien las mayorías de las visiones son para cumplimiento futuro, no obstante este versículo en este momento puede ser de bendición y ayuda para cada uno de nosotros.

En el versículo se menciona el ejército y la fuerza; todos sabemos que cada país necesita tener fuerzas militares, ejército para garantizar su soberanía, su libertad y su tranquilidad. Muchas veces es necesario utilizar la fuerza con el fin de lograr estos propósitos.

El país que carece de  ejércitos corre el riesgo de ser avasallado por el enemigo y caer esclavizado,  perdiendo de esta forma todos sus derechos. Desde tiempos remotos ha sucedido que el que poseía un ejército más preparado y con armas adecuadas, era el que tenía más probabilidades de triunfar y esclavizar a su adversario. La tranquilidad de los ciudadanos del país radica por lo tanto, en su potencial bélico.

Pero debemos conocer que hay otro tipo de peligro que se levanta amenazante  sobre la vida del ser humano, que también lo esclaviza y destruye, convirtiéndolo en un ser infeliz privado de gozo y libertad. Para este enemigo, el ejército y la fuerza militar no tiene poder de contención o dominio.

El apóstol Pablo decía: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo,  contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”

Esta lucha es tremenda y escapa a nuestras fuerzas y potenciales propios para lograr la victoria; es personal, aunque toda la humanidad está expuesta a ella. El enemigo es potente y está capacitado para derrotarnos y convertirnos en seres fracasados y sin propósitos en la vida.

Pero es aquí cuando la palabra del Señor surge potente para decirnos que la victoria está asegurada, porque “no es con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu”. Esta es una gloriosa realidad para todos aquellos que hemos aceptado a  Jesús en nuestros corazones, porque como dice el apóstol Juan “¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el hijo de Dios?”

Pablo asegura: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores  por medio de aquél que nos amó”.

Mí querido hermano: ¿estás teniendo ataques del enemigo? Es normal: él desea apartarnos de nuestro amado Señor ahora que estamos vislumbrando  nuestro encuentro con Él. El enemigo luchará hasta el fin de nuestros días con el propósito de que nuestra fe decaiga. Es necesario que recuerdes una y otra vez que en Él somos más que vencedores. No trates de usar tus propias fuerzas. Permanece fiel en lo que has creído. Tu fe en el hijo de Dios te dará la victoria.

No importa cuan grande sea el ataque, de que lado venga y con qué armamento se presente: la victoria está asegurada y por Él seremos  ¡más que vencedores! Aquel que ha estado a tu lado desde tu niñez o juventud, el que te ha ayudado dándote la victoria en las peores circunstancias de la vida, permanecerá fiel, hasta que decida llevarte a gozar con Él. Por lo tanto, ten animo a que disfrutes de una vida de victoria en Cristo. 
                                                                                                                                                                             “Meditando con Dios” de Juan y Amelia Arregin

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