Se ha dicho que el estrés conduce a otras enfermedades. Algunas complicaciones pueden ser sólo un dolor de cabeza, pero también puede propiciar cuadros graves.
Cáncer. Según Sposato, los estudios no confirmaron la influencia del estrés en esta enfermedad. Pero investigaciones en animales demostraron que el estrés crónico debilita las defensas y genera mayor susceptibilidad a ciertos cánceres. El estrés crónico afectaría circuitos neuroendócrinos, alterando los sistemas que protegen contra mutaciones genéticas, predisponiendo a ciertos cánceres. Científicos demostraron que pacientes con cáncer que presentan estrés y sentimientos negativos tienen menor posibilidad de recuperación.
Infarto cardíaco. El estrés crónico acelera la aparición de placas de colesterol en las arterias del corazón. Una vida menos sana, poca actividad física, una peor dieta y menos horas de sueño podrían explicar esta relación. El estrés agudo de situaciones como una pelea de tránsito o la muerte de un familiar puede precipitar la aparición de un infarto.
Ataque cerebral. El estrés podría ser un factor de riesgo no convencional. El estrés agudo, en una personalidad ansiosa, podría funcionar como un gatillo, desencadenando el ataque cerebral en personas predispuestas. La adaptabilidad a situaciones estresantes puede proteger contra el riesgo de un mal desenlace.
Depresión. La evidencia científica que avala la asociación entre estrés y depresión es contundente. La depresión está dentro de las primeras cinco causas de pérdida de años de vida útil, y tiene una estrecha relación con el riesgo de desarrollar enfermedad coronaria, permitiéndole al estrés afectar la salud cardiovascular. Situaciones estresantes como sensaciones de pérdida, amenaza, riesgo, humillación y maltrato pueden predisponer a una persona a la depresión. El no capitalizar positivamente las experiencias negativas, sumado a una predisposición genética puede favorecer su ocurrencia.
Alzheimer. Al aumentar la expectativa de vida, es esperable que aumenten los casos. Experimentos en ratones de laboratorio demostraron que el estrés genera aumentos de la hormona liberadora de cortisol, que es soltada por seres humanos en situaciones similares. Esta aumenta el depósito de una sustancia asociada al Alzheimer y así, como consecuencia, podría ser más factible el desarrollo de alteraciones mentales.
Cáncer. Según Sposato, los estudios no confirmaron la influencia del estrés en esta enfermedad. Pero investigaciones en animales demostraron que el estrés crónico debilita las defensas y genera mayor susceptibilidad a ciertos cánceres. El estrés crónico afectaría circuitos neuroendócrinos, alterando los sistemas que protegen contra mutaciones genéticas, predisponiendo a ciertos cánceres. Científicos demostraron que pacientes con cáncer que presentan estrés y sentimientos negativos tienen menor posibilidad de recuperación.
Infarto cardíaco. El estrés crónico acelera la aparición de placas de colesterol en las arterias del corazón. Una vida menos sana, poca actividad física, una peor dieta y menos horas de sueño podrían explicar esta relación. El estrés agudo de situaciones como una pelea de tránsito o la muerte de un familiar puede precipitar la aparición de un infarto.
Ataque cerebral. El estrés podría ser un factor de riesgo no convencional. El estrés agudo, en una personalidad ansiosa, podría funcionar como un gatillo, desencadenando el ataque cerebral en personas predispuestas. La adaptabilidad a situaciones estresantes puede proteger contra el riesgo de un mal desenlace.
Depresión. La evidencia científica que avala la asociación entre estrés y depresión es contundente. La depresión está dentro de las primeras cinco causas de pérdida de años de vida útil, y tiene una estrecha relación con el riesgo de desarrollar enfermedad coronaria, permitiéndole al estrés afectar la salud cardiovascular. Situaciones estresantes como sensaciones de pérdida, amenaza, riesgo, humillación y maltrato pueden predisponer a una persona a la depresión. El no capitalizar positivamente las experiencias negativas, sumado a una predisposición genética puede favorecer su ocurrencia.
Alzheimer. Al aumentar la expectativa de vida, es esperable que aumenten los casos. Experimentos en ratones de laboratorio demostraron que el estrés genera aumentos de la hormona liberadora de cortisol, que es soltada por seres humanos en situaciones similares. Esta aumenta el depósito de una sustancia asociada al Alzheimer y así, como consecuencia, podría ser más factible el desarrollo de alteraciones mentales.
Fuente: clarin
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