Terapias Dirigidas
Nuevos tratamientos en Oncología
Dra. Estefania Errico Kaminski*
Dr. Mariano Gabriel Fernández*
Según el Instituto Nacional del
Cáncer de E.E.U.U.: “Las terapias
dirigidas contra el cáncer son fármacos u otras sustancias que bloquean el
crecimiento y la diseminación del cáncer al interferir con moléculas
específicas implicadas en el crecimiento y el avance de tumores.”1
Éstas moléculas específicas a las cuales van dirigidas los fármacos también son
llamadas “blancos moleculares” y muchas veces es investigada la presencia de
las mismas en la enfermedad de los pacientes, por eso éstas terapias suelen
llamarse “tratamientos personalizados”. Las terapias dirigidas provienen
básicamente de dos clases de principios activos: los Anticuerpos Monoclonales
y los fármacos de Pequeña Molécula.
Los anticuerpos son proteínas
producidas en forma natural por células del sistema inmune que intervienen en
las barreras de defensa. Lo hacen porque tienen la capacidad de adherirse a los
agentes dañinos, permitiendo así iniciar, aumentar y controlar el grado de
actividad de la respuesta inmunológica.
Jerne, Kölher y nuestro compatriota el Dr. César Milstein recibieron el premio
Nobel de Medicina en 1984 por haber desarrollado una técnica para producir
en grandes cantidades anticuerpos con capacidad de dirigirse a un blanco
molecular específico que fueron llamados Anticuerpos Monoclonales.
La utilización de los mismos hace
más de 30 años en las ciencias de la salud ha permitido que dejen de ser una
simple curiosidad biológica, para ser utilizados en el diagnóstico y tratamiento
de múltiples enfermedades. Actualmente existen más de 17 clases de anticuerpos
monoclonales que han sido autorizados para el tratamiento de diversas
enfermedades tales como artritis reumatoidea, Psoriasis, Enfermedad de Crohn y
distintas variantes de Cáncer; estando en fase de estudio una gran cantidad de
ellos dado que representan aproximadamente el 30% de los compuestos bajo
investigación farmacológica básica y clínica.
Las Moléculas Pequeñas pueden
difundirse, es decir traspasar la membrana celular y pueden actuar sobre los
blancos que se encuentran dentro de las células. La mayoría de los Anticuerpos
Monoclonales no pueden penetrar la membrana plasmática (la cubierta
exterior) de la célula por lo que se dirigen a blancos que están en el exterior
o en la superficie de las células.
El primer ejemplo de Terapia
Dirigida utilizado en el tratamiento del Cáncer fue el dirigido al receptor
celular del estrógeno, la hormona sexual femenina, que muchos cánceres de mama
necesitan para crecer. Éste receptor puede ser bloqueado por diferentes
medicamentos tales como el tamoxifeno y el fulvestrant que actualmente son de
uso habitual en el tratamiento del Cáncer de mama con una efectividad nada
despreciable y con un perfil de efectos adversos/tolerancia más que aceptable.
Asimismo las terapias dirigidas pueden ser utilizadas solas o en combinación
con otros tipos de tratamientos onco-específicos tales como cirugía,
radioterapia y/o quimioterapia “clásica”.
Muchas veces éstos “nuevos” efectos
adversos se suman a los ya conocidos de los tratamientos “clásicos” y por lo
tanto requieren control y manejo por parte de los especialistas en Oncología
Clínica que adquirieron conocimientos específicos en éste nuevo recurso
terapéutico. Es importante recordar que si bien es un campo promisorio y la
mayoría de los nuevos tratamientos presentan algunos logros terapéuticos
prometedores; sin embargo aún no se cuenta con grados de evidencia científica
acerca de experiencia en el uso a largo plazo, que siempre suelen ser los
mejores datos/indicadores de índole científica a fin de proceder a la toma de
decisión terapéutica por parte del Oncólogo Clínico.
Asimismo, la instauración de éstos
tratamientos requiere de una atenta relación médico-paciente basada en un
diálogo de confianza, que permita al paciente aclarar todas sus dudas y
preocupaciones; y al profesional ofrecer toda la información necesaria acerca
de las indicaciones y los cuidados pertinentes a la detección precoz de los
efectos adversos que requieran manejo en el curso de la enfermedad.
En definitiva, si bien disponemos
de nuevas armas en la lucha contra el
cáncer, debemos todavía aprender sobre todo lo que pueden hacer tanto a
nivel positivo es decir su efectividad;
como a nivel de los efectos adversos,
para conocer mejor sobre su prevención, diagnóstico y tratamiento oportuno.
Todo esto exige que la relación del
paciente con el profesional genere un adecuado nivel de confianza, que es la condición que
siempre caracterizó a toda asistencia
sanitaria eficaz y humana.
1
Página Web Instituto Nacional del Cáncer E.E.U.U.: http://www.cancer.gov/espanol
* Médicos Especialistas en Oncología
Clínica, Cuidados Paliativos y Psiconcología.
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