jueves, 15 de diciembre de 2011

Una quimioterapia más agresiva puede ayudar a pacientes más jovenes con linfoma


Un tipo de quimioterapia más agresiva, en combinación con otros medicamentos, podría ayudar a pacientes entre los 18 y los 60 años con ciertos tipos de linfoma a recuperarse más rápidamente. Así lo detectó un estudio reciente que encontró ventajas y desventajas de este nuevo tratamiento que brinda nuevas alternativas para combatir esta enfermedad que puede ser mortal.

El recibir dosis más altas de quimioterapia con menos tiempo de espera entre los tratamientos podría beneficiar a las personas más jóvenes que sufren de linfomas agresivos de acuerdo a un estudio publicado en la edición en línea del 24 de noviembre de la revista Lancet.

El tratamiento de quimioterapia más intensiva, combinado con el fármaco de anticuerpo monoclonal rituximab daría mejores resultados en personas menores de 60 años de edad que han desarrollado algunos tipos de linfoma, como el denominado linfoma difuso de células B grandes, una de las formas más comunes y agresivas de linfoma no Hodgkin. La combinación ayudaría a reducir la recurrencia de la enfermedad y aumentaría la tasa de supervivencia de los pacientes.
Estos resultados prometedores se obtuvieron a través de un estudio realizado por unos investigadores de la Universidad de Rouen, en Francia, quienes dividieron a 379 pacientes de linfoma difuso de células B grandes en dos grupos. A uno le administraron cuatro ciclos de quimioterapia de mayor intensidad (doxorrubicina, ciclofosfamida, vindesina, bleomicina y prednisona) más rituximab en intervalos de dos semanas, y al otro grupo, ocho ciclos de tratamiento estándar (CHOP más rituximab) en intervalos de tres semanas.

Así encontraron que el riesgo de recurrencia del cáncer luego de tres años era un 44 por ciento más bajo entre quienes siguieron el tratamiento más intensivo que entre los que recibieron la terapia estándar. Además, el primer grupo también disminuyo su riesgo de muerte en un 56% y el riesgo de que su enfermedad avanzara en un 52%.

Sin embargo, el método más agresivo también tuvo sus desventajas, ya que aumentó significativamente las posibilidades de que los pacientes experimentaran efectos secundarios graves. Por eso no se recomienda para todos los pacientes, sino para aquellos cuya condición de salud realmente lo requiera. Los investigadores mismos aclaran que todavía se necesita más investigación para identificar a los pacientes con mayores probabilidades de beneficiarse de este tratamiento más intensivo.

El linfoma es un cáncer que se desarrolla en una parte del sistema de defensas llamado sistema linfático, formado por los ganglios linfáticos que se distribuyen en grupos por todo el cuerpo, y que se localizan principalmente en las axilas, el cuello, el tórax y el abdomen. También hay tejido linfático en otros órganos, como las amígdalas (las anginas), el tubo digestivo, el bazo, el timo y la médula ósea.

Existen 35 tipos de linfoma, uno de ellos es el denominado enfermedad de Hodgkin mientras que el testo se conoce como linfoma no Hodgkin. A pesar de que este tipo de cáncer afecta a más de un millón de personas en el mundo, la mayoría no sabe de qué se trata esta enfermedad hasta que conoce a alguien que la sufre.

Quizás hayas escuchado algo al respecto porque hace unos meses esta enfermedad cobró la vida de Andy Whitfield, el protagonista de la primera temporada de la serie televisiva Spartacus: blood and sand, y por eso se ha hablado del tema en los medios.

Uno de los problemas que presenta el linfoma no Hodgkin es que en general no da síntomas ni dolor. Por eso puede pasar desapercibido durante mucho tiempo, a menos que el médico lo detecte antes.

Una de las señales más comunes es inflamación en los ganglios (en el cuello, las axilas o la ingle), que si bien no duelen se pueden sentir al tacto. Por eso el médico puede notarlo en una visita de rutina e indicar los estudios necesarios para corroborar de qué se trata.

Esto no significa que si tienes un ganglio inflamado has desarrollado linfoma. Por el contrario, muchas veces los ganglios se inflaman por otros motivos, como cuando tienes paperas, por ejemplo, y hasta después de ciertos tratamientos con el dentista.

Otros síntomas que puede causar el linfoma no Hodkin son:

Pérdida de peso inexplicable
Fiebre
Sudoración nocturna intensa
Tos, dificultad para respirar o dolor en el tórax
Debilidad y cansancio que no desaparecen
Dolor, inflamación o sensación de hinchazón abdominal
Al igual que con otros tipos de cáncer, el tratamiento se basa en la quimioterapia, que utiliza distintas drogas para combatir a las células enfermas y que podrían provocar efectos secundarios como náuseas, vómitos, cansancio, dolor y caída del cabello.

La posibilidad de evitar que la enfermedad recurra y aumentar las probabilidades de supervivencia con una quimioterapia más agresiva representa una nueva esperanza de vida para los pacientes de este tipo específico de cáncer.

Si notas algún síntoma como los que mencionamos anteriormente, especialmente ganglios inflamados, consulta con tu médico. No esperes, porque detectar cualquier enfermedad a tiempo es fundamental para que el tratamiento logre mejores resultados.
Fuente. vidaysalud

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